Breve historia del cine documental en Bolivia

Hablar de cine es hablar de documentales, género con el cual nació y por tanto dio origen a su historia. La primer proyección de la que se tiene registro: ‘La salida de los obreros’ de los hermanos August y Jean Lumiere, fue, de hecho, una película documental rodada en 1985, que retrataba la salida de los obreros de una fábrica de Lyon.

Auguste y Louis Lumière
Auguste y Louis Lumière

El cinematógrafo usado por los hermanos Lumiere llegó a Bolivia dos años después, en 1887. En esta primera época, tecnológicamente hablando, el Cine Boliviano estaba a la par —respecto a producción e importación— del resto del mundo. Y al igual que en otros lados, el cine estaba en las manos de empresarios que podían tener acceso a los instrumentos cinematográficos. Su principal función fue netamente documental, con el objetivo de entretener.

En esta primera época, tecnológicamente hablando, el Cine Boliviano estaba a la par  del resto del mundo.

A principios del siglo XX se libró en el mundo la Primera Guerra Mundial, hecho que fue aprovechado por Estados Unidos para consolidarse como el principal exportador de películas a nivel mundial; a través del control de los canales de distribución, logró posicionarse en América del Sur. En Bolivia se incorpora totalmente el 1921, tras el film de la Paramount: ‘La Paz, Bolivia’. La película gozó de gran aprobación de la prensa de le época, siendo el primer indicio de lo que ocurriría posteriormente en la industria. Así, hasta 1930 Bolivia no se encontró en seria desventaja en cuanto a producción cinematográfica se refiere.

La Guerra del Chaco y las limitaciones que implicó la llegada del cine sonoro, fueron los dos motivos principales por los que el cine boliviano fue enterrado por más de 10 años. Por un lado, el cine sonoro significó un serio problema para la producción nacional, que tardó mucho tiempo en incorporarse plenamente a la vanguardia tecnológica. Por otro, el enfrentamiento entre Bolivia y Paraguay —que estalló en 1932— fue una catástrofe humana y económica que hundió a ambos países.

La Guerra del Chaco y las limitaciones que implicó la llegada del cine sonoro, fueron los dos motivos principales por los que el cine boliviano fue enterrado por más de 10 años.

La segunda gran crisis llegó en los 80, sobre todo debida a la proliferación de canales privados de televisión  y a la creciente piratería de películas. La producción de documentales empieza a caer a partir de ésta época.
En el intervalo, dos fueron los intentos públicos para fomentar la industria cinematográfica: el ‘Instituto Cinematográfico Boliviano‘ I.B.C. y el ‘Consejo Nacional del Cine‘ CONACINE.

  • El I.B.C se creó a partir de la Revolución de 1952 y sirvió de centro promotor para la industria cinematográfica. Si bien fue creado con intenciones propagandísticas, produjo más de dos centenares de documentales, consolidando a Bolivia como la 5ta potencia productiva de cine en Latinoamérica. El I.C.B fue disuelto durante el gobierno del Gral. René Barrientos, quien funda Canal 7  y cede los patrimonios  del instituto a la empresa nacional de televisión, en 1968.
  • El segundo intento fue el 20 de diciembre de 1991, bajo el gobierno de Jaime Paz Zamora, con la promulgación de la ‘Ley General del Cine’. La misma dio lugar a la creación al CONACINE, la máxima entidad rectora de cine en Bolivia. También estableció la concesión de créditos con bajas tasas de intereses para proyectos cinematográficos: el ‘Fondo de Fomento Cinematográfico‘.

En la época de oro del cine boliviano, Bolivia fue la 5ta potencia productiva de cine en Latinoamérica.

Según datos de la Asociación de Documentalistas Bolivianos, en Bolivia se hacen entre una a dos películas de ficción al año, mientras que se realizan alrededor de quince documentales. Además, gracias al fácil acceso a las herramientas digitales, ha habido una explosión cinematográfica en el mundo, y Bolivia no ha sido la excepción. Sin embargo, sigue siendo evidente la apatía de los medios de comunicación, sobre todo en comparación con las producciones de ficción. Se comparte algunos ejemplos puntuales:

    • En junio de 2009 se estrenó ‘La Chirola’, dirigida por el orureño Diego Mondaca y producida en la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba. La película llegó a Bolivia cuatro años después de su estreno, tras su participación en numerosos festivales internacionales y después de haber sido merecedora de más de una veintena de premios y distinciones; 17 de ellos obtenidos en el exterior.
    • En octubre de 2013 se estrena Un minuto de silencio’, de Ferdinando Vicentini. El documental, que comenzó a filmarse en 2008, ganó tres sesiones dentro de los Programas Internacionales Panorama, pero estuvo en cartelera el tiempo mínimo establecido, por falta de público.
  • El corto documental ‘La biodiversidad sostiene nuestras vidas’, de Raúl Pérez Albretch, fue premiado como uno de los 7 mejores cortos ambientales del mundo, en un concurso de Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y Youtube. El documental no fue presentado en ningún medio de comunicación boliviano, salvo internet.
  • ‘Ciudadela’ de Diego Mondaca (2011), ‘San Antonio’ de Álvaro Olmos (2012) y ‘El caso boliviano’ de Violeta Ayala (2015); fueron seleccionados para importantes Festivales internacionales, recibiendo múltiples reconocimientos. Y en agosto de 2017, NatGeo decidió dedicar diez microdocumentales a Bolivia, en una serie denominada Orígenes. Las repercusiones en los medios de comunicación tradicionales fueron escasas.

A priori, se suele considerar que esto se debe al desinterés del público por el género. Sin embargo, en un estudio de audiencia realizado en octubre de 2013, el público boliviano admitió que disfruta verse a sí mismo, siendo la temática «realidad nacional” su preferida. ¿Miente el público cuando es encuestado?

Por otro lado, el escaso trabajo de marketing y la piratería podrían ser algunas de las causas del olvido del documental dentro del territorio. La aparente ausencia de campañas puede derivar tanto de limitaciones económicas, como de formación en el área; o del poco interés que tienen los canales de televisión nacionales en este género. En el caso de las limitaciones económicas, por ejemplo, la mayoría de los concursos nacionales para documentalistas están abocados en cubrir costos de producción, que al parecer no toman en cuenta campañas de promoción eficaces.

Respecto a la piratería, el negocio es tan lucrativo que en Bolivia mueve 40 millones de dólares al año. Si bien la Constitución Política del Estado establece el derecho a la propiedad intelectual, no existe un control estricto en los puestos de venta. Tomando en cuenta que, además, los costos de las entradas a los cines son elevadas —y las facilidades que han brindado las nuevas tecnologías para descargar contenidos— la piratería se desarrolla sin mayores repercusiones ni culpa social en el entorno boliviano, por lo que los realizadores nacionales prefieren no lanzar sus producciones al mercado.

En septiembre de 2010, se llevó a cabo el primer Encuentro Nacional de documentalistas bolivianos. De ese encuentro se constituyeron seis mesas de trabajo permanente, entre ellas la de difusión. La naciente asociación se mostró a favor de replantear la manera en la que se proveen los recursos del Fondo de Fomento con políticas explícitas para los documentalistas. Se señaló la falta de incentivo a la formación como eje para buenas producciones que generen un público interesado.

Al no desarrollar la formación adecuada para ver el documental como una alternativa, se corre el riesgo de hacer desaparecer un género cinematográfico fundamental en la historia del cine, el mismo que por antonomasia guarda el registro vivencial del ser humano y promociona la identidad cultural de un pueblo. De ahí que es labor importante del comunicador boliviano conocer los elementos que permitan sostener el género documental dentro del territorio y garantizar su sostenibilidad.

Fuentes:
Cousins M, 2005
Bolivia Lab, 2014
Mesa, C. 2008
Erbol, 2013
El Deber, 2013
Bolivia Emprende, 2013
Cordero M, 2013